Cuando sucede una crisis, la sociedad que surge tras ella nunca es la misma que antes. Puede parecérsele, pero en realidad ha cambiado, y estos cambios afectan a todos los niveles, también en el productivo, también a la comunicación. Las crisis cambian los paradigmas. Dependiendo del impacto que generen, los paradigmas cambian de una manera abrupta o suave.
No cabe duda de que el coronavirus está suponiendo (en presente continuo) una gran crisis, de un altísimo impacto, por lo que la sociedad que surgirá tras él no será la misma que antes, aunque todavía no sabemos hasta qué punto se le parecerá. Según datos de la agencia de noticias francesa AFP, 2.600 millones de personas se encuentran confinadas en sus hogares a día de hoy.
El periodismo es un sector que se ha visto profundamente afectado por la crisis del coronavirus, no solo porque se encuentre ante el reto de contar de manera didáctica lo que está sucediendo diariamente, sino porque las personas que se dedican a ello también están sujetas al mismo régimen de aislamiento que el resto, algo que, a priori, supone una enorme dificultad a la hora de realizar su labor, puesto que los recursos son limitados. Y, sin embargo, lo están consiguiendo.
Pero en la era de Internet y, sobre todo, de las Redes Sociales, confinamiento no significa aislamiento. Y es que éstas se han convertido en el principal aliado a la hora de crear comunidad y tejer redes que nos permiten seguir conectados y unidos, no sólo a nuestros seres queridos, sino también al resto del mundo.
Durante los días de confinamiento, la mayoría de periodistas no están asistiendo a las redacciones, sino que están trabajando desde casa, una circunstancia que no está impidiendo la publicación de información, pues siguen saliendo noticias tanto en periódicos como en televisiones y radios. Todo esto gracias a un cambio de paradigma, que, si bien lleva años instalado en el periodismo, con la crisis del coronavirus se ha visto reforzado. De hecho, desde el inicio de la cuarentena, han surgido en Redes movimientos de todo tipo para mantener a la sociedad conectada, fortaleciendo el vínculo que nos une como ciudadanía.
Y es que los periodistas ya no salen a buscar la noticia, la noticia les llega a ellos. O quizás les surge una idea, y ellos se encargan de buscar el ángulo más atractivo. Los nuevos canales de comunicación permiten a los profesionales de la información acudir a las fuentes sin necesidad de estar físicamente presentes. La mayor dificultad podría encontrarse en la televisión, y aun así hemos visto ejemplos de periodismo hecho desde los hogares sin perder un ápice de la rigurosidad que exige la profesión.
Sin embargo, además de paradigmas, también hay que hablar de paradojas. El periodismo continúa quizá con más éxito (en términos de audiencia) que nunca, consolidando una nueva forma de hacerlo. Está claro que el periodismo que surja después de esta crisis no será el mismo que antes, está por ver hasta qué punto se le parecerá.
A continuación, algunas iniciativas que hemos visto surgir en RRSS a raíz del confinamiento, un confinamiento nunca antes más social e inclusivo:
- CuarentenaFest, un festival de música en Instagram donde una gran cantidad de artistas españoles ofrecían conciertos en directo desde la intimidad de sus hogares.
- Ciclos de lectura de poemas, planes de actividades deportivas, clases de idiomas y hasta un festival de cortos.
- También iniciativas ciudadanas solidarias, como la convocatoria de homenajear con aplausos diarios al personal sanitario español. O los cientos de psicólogos que se han ofrecido a prestar servicios online gratuitos.
- Las Redes Sociales también nos permiten conocer testimonios de primera mano de médicos que luchan en primera línea contra la pandemia, de pacientes que están atravesando la enfermedad y de supervivientes, que vierten un rayo de esperanza en estos momentos oscuros.
En tiempos de cuarentena, el periodismo y las Redes Sociales, más sociales que nunca, nos permiten seguir sintiéndonos parte de una comunidad, trayéndonos a casa el mundo exterior y todas sus posibilidades, aportando normalidad a una situación que de normal tiene muy poco. Para que confinamiento no signifique aislamiento.