La crisis del coronavirus (COVID-19), catalogado como pandemia global por la Organización Mundial de la Salud (OMS), será, sin ninguna duda, objeto de estudio en el futuro, en múltiples campos, también en el de la comunicación. Aunque es pronto para arrojar conclusiones firmes, sí se adivinan tendencias y patrones que el tiempo se encargará de confirmar. Y es que, ciertamente, la crisis del COVID-19 no ha causado el mismo impacto en la población española y mundial que anteriores crisis víricas. Existen varios motivos para esto, pero uno de ellos es sin duda el continuo bombardeo en medios de comunicación y redes sociales.

Y es que, las redes sociales han jugado un importante papel en todas las situaciones de crisis, fundamentalmente en dos aspectos: marcando la agenda mediática y amplificando la situación. En el momento en que una conversación se hace hegemónica en las redes, estas tienen el poder de marcar también la agenda en los medios de comunicación. En realidad, se produce un diálogo entre medios de comunicación y redes sociales, que se retroalimentan entre sí – lo que se dice en un sitio, se reproduce en el otro –. Pero las redes tienen el poder de hacer a la gente interactuar y participar en la conversación, por lo que, a veces, el contenido no solo se reproduce, sino que evoluciona. Este diálogo entre medios y redes sociales contribuye, inevitablemente, a amplificar la situación, y esta amplificación deviene, a su vez, en dos reacciones polarizadas (es difícil encontrar un término medio en las redes sociales en estas situaciones): banalización de la realidad (esto es una gripe) o histeria colectiva (arrasar con los supermercados).

La memoria, a veces, nos juega malas pasadas, así que haremos un viaje cronológico por diferentes epidemias que ha sufrido el mundo y España, relacionando algunos datos para tratar de comprender mejor que está sucediendo hoy.

Entre los años 2003 y 2006 estalló la crisis de la conocida como Gripe Aviar (H5N1). Los que tengan mejor memoria recordarán el impacto mediático que tuvo. Sin embargo, a pesar de que la epidemia tardó tres años en controlarse, la población no estuvo tres años conociendo la ‘última hora’ de la epidemia. La Gripe Aviar dejó 649 infectados y 385 muertos en 59 países. Pero hubo una cuestión clave en la comunicación de aquella crisis: no existía Twitter y solo seis millones de personas habitaban Facebook.

En 2009 conocimos otra cepa de la gripe, la H1N1, comúnmente conocida como Gripe Porcina. La crisis se extendió hasta el año 2010, infectando a su paso a 1 de cada 5 personas en el mundo. Las cifras de fallecidos fueron polémicas, porque la OMS las situó en 18.500, pero un estudio de la revista The Lancet estimó que, en realidad, se produjeron entre 150.000 y 575.000 muertes. Esto debido a la dificultad que tuvieron algunos países en contabilizar los casos reales de muertes producidas por el virus. En cualquier caso, los muertos fueron muchos más que en la anterior crisis, y el 64% de las víctimas tenía menos de 64 años según la OMS. Sin embargo, la actividad en redes sociales y medios de comunicación tampoco fue memorable. La razón podría estar en la juventud de las primeras. Twitter apenas tenía 58 millones de personas en todo el mundo y Facebook contaba con 500 millones de usuarios, una quinta parte de los usuarios que tiene ahora.

COVID 19

Pero en agosto de 2014 llegaría la epidemia que cambiaría el paradigma comunicación de crisis sanitaria, la primera en la que las redes sociales fueron una parte importante de esta: la crisis del Ébola. El brote del virus comenzó en Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry, y la mayoría de infectados fueron en África, un continente permanentemente golpeado. Sin embargo, Estados Unidos, Gran Bretaña y España tuvieron pacientes infectados, por lo tanto, los medios de comunicación occidentales prestaron especial atención a una epidemia que dejó 28.602 infectados y 11.301 muertos según la OMS. Ese año, Facebook ya contaba con 1.230 millones de usuarios y Twitter con 248 millones.

El estudio ‘Comunicación y salud: La gestión de la crisis del Ébola a través de

las redes sociales’, elaborado por Beatriz Guzmán do Nascimiento, de la UC3M y publicado en la Revista Española de Comunicación y Salud; afirma que la comunicación de la crisis por parte de las autoridades fue mala, y la conversación en Twitter “pasó de hablar de las personas infectadas a la mala actuación del Gobierno”. “La percepción del riesgo aumentó no por culpa de los rumores sino por la mala actuación de las instituciones y los medios de comunicación”. La etiqueta #VamosAMorirTodos fue trending topic en España durante buena parte de la crisis.

Si la crisis del Ébola marcó el camino, la del COVID-19 marcará un antes y un después en la comunicación sanitaria, especialmente en el terreno mediático tradicional y digital. Con más de 207.000 infectados, más de 8.600 muertos y 166 países afectados a día 19 de marzo de 2020, el tratamiento mediático de la pandemia no tiene precedentes. Las primeras semanas, cuando estalló la crisis en China, las coberturas aún fueron moderadas, como la conversación en redes sociales. Cuando el virus cruzó las fronteras, el goteo de información fue ya imparable, y la conversación en redes sociales, constante. Mientras se escriben estas líneas #Covid_19 y #CuarentenaTotal son trending topic en España. ¿La diferencia en redes sociales? Facebook cuenta hoy con más de 2.400 millones de usuarios, y Twitter con más de 340 millones, y su impacto en la sociedad ha condicionado también los temas en los medios, marcando, en muchas ocasiones, la agenda de estos.

Esa es la tendencia que comenzó a dibujarse hace algún tiempo y que ahora parece estar plenamente implantada: la capacidad de las redes sociales para establecer la agenda mediática. ¿Serán los medios de comunicación capaces de protegerse de esta epidemia?

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