La tecnología no es ni buena ni mala, lo serán, en todo caso, las personas que hagan uso de ella. Así, puede ser utilizada para hacer el bien o el mal, dependiendo de las manos que la hagan funcionar. Y todo esto, además, si se asumiera que el mundo se rige por normas tan maniqueas, y en el que no existe una amplia variedad de grises.
Sin embargo, y dicho esto, la creciente preocupación por el uso de la Inteligencia Artificial en prácticamente todos los aspectos de la vida se antoja normal. Hubo un tiempo en el que contemplar una imagen no daba lugar a equívocos, aquello era verdad. Hoy eso ya no es así. Según Bernard Marr, el mundo se está volviendo cada vez más artificial, y ya no se puede estar seguro de casi nada. Lo que explica muy bien la creciente desconfianza de la gente.
Parece cierto que en la mayoría de las ocasiones este desarrollo tecnológico llega para facilitarnos la vida, pero ¿cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar? Recientemente se ha descubierto que Facebook (otra vez) tiene a un equipo de casi 300 personas categorizando nuestras fotos según diferentes criterios (si es comida, un selfie, con qué propósito se ha subido la publicación, etc.) para entrenar a sus sistemas de Inteligencia Artificial para que acaben realizando esa misma tarea de forma automática. Desde la red social aseguran que la idea es mejorar la experiencia de usuario, otros, sin embargo, consideran que en realidad Facebook está acotando el ‘target’ para vender esa información a las compañías que quieran publicitarse en la plataforma de forma ultra precisa.
El dilema que se presenta es importante. ¿Queremos que la experiencia de usuario mejore? ¿Queremos que cientos de desconocidos analicen nuestras publicaciones para conocernos mejor? ¿Queremos ver publicidad de productos y servicios que no nos interesan en absoluto? ¿Queremos siquiera ver publicidad? ¿Queremos financiar de nuestro propio bolsillo el entretenimiento que hasta ahora siempre ha sido gratis? ¿Ha sido todo siempre completamente gratis? Son muchas preguntas, y tarde o temprano todas tendrán que ser contestadas.
Echad un vistazo a nuestra recopilación de tendencias semanales y decidid, por vosotros mismos, cuánto os cuesta esta tecnología gratuita…
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